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La ola de calor puso a la soja en jaque, pero aún hay margen para que las pérdidas no sean tan graves

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En los últimos días, las redes sociales se inundaron de imágenes de lotes de soja y maíz muy deteriorados por la ola de calor, que hace varias jornadas sacude a todo el país y que se combinó con casi 15 días sin lluvias importantes en las zonas productivas.

En este marco, el informe semanal para la zona núcleo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) deja en claro que el impacto ya se está sintiendo con fuerza, sobre todo en la soja, pero abre una luz de esperanza sobre que aún hay espacio para que las pérdidas no sean tan graves, en la medida en que vuelvan a aparecer las lluvias.

De acuerdo con el informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad rosarina, la soja de primera es la que está en un momento clave, de definición de rendimiento, sufriendo máximos de 38°C y sin agua.

Por eso, “si en 15 días la situación no cambia, lo que hoy pasa en suelos malos, pasará en los buenos y la cosecha se desplomará“, advierte.

LA OLA DE CALOR Y SU IMPACTO AGRÍCOLA

La realidad es que el deterioro está y se siente con fuerza: en apenas siete días, el área bajo condiciones muy buenas a excelentes cayó de 90% a 65%, mientras que avanzó hasta el 10% la proporción de lotes está entre regulares y malos.

Cabe recordar que la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) ya había advertido que muchas regiones habían vuelto a mostrar síntomas de sequía.

Mientras tanto, por ahora el clima no cede: este viernes, se siguió extendiendo la alerta roja por temperaturas extremas en todo el país.

La expectativa está puesta en posibles lluvias que ocurrirían a partir del fin de semana, de acuerdo con la perspectiva agroclimática semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Tras la ola de calor, el inicio de febrero marcaría el retorno de las lluvias

Mientras tanto, el informe de la GEA amplía que “la soja de primera venía muy bien hasta esta semana, que comenzaron los calores y la falta de lluvias empezó a manifestarse en lotes de inferior calidad”.

Por eso, “la perspectiva de una gran campaña empieza a diluirse y el primer eslabón que cede son los suelos de baja calidad, en donde está habiendo un marcado estrés y pérdida rinde”.

 

 

 

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