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La investigación científica que reveló las 4 formas de dormir y su impacto en la salud: cuál es tu fenotipo a la hora de ir a la cama

Comprender la importancia del sueño en nuestra salud es un tema que cobró relevancia en las últimas décadas. La evidencia científica ha establecido una relación clara entre la calidad del descanso y diversas condiciones de salud, incluyendo enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad, trastornos neurodegenerativos, y problemas de salud mental.

La mala calidad del sueño no es un fenómeno uniforme, sino que existen diversas formas de experimentarlo. Esta complejidad plantea varias preguntas: ¿Existe más de una manera de dormir mal? ¿Es posible modificar nuestros patrones de sueño a lo largo del tiempo? Un reciente estudio buscó responder a estos interrogantes.

A través del análisis de las respuestas de una encuesta realizada a 3683 individuos en dos momentos distintos de sus vidas, separados por diez años, los científicos empezaron a descifrar el impacto diferenciado de las formas de dormir en la salud.

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Descubrí los 4 fenotipos de sueño según un gran estudio científico

Según un artículo de The Conversation, un extenso equipo de investigadores de diversas universidades, principalmente de Estados Unidos, se embarcó en un estudio longitudinal de gran alcance. 

Dormir bien es esencial para mantener una buena salud. (Fuente: Unsplash)

Tras analizar a 3683 personas, los científicos buscaron identificar patrones en las formas de dormir y su evolución a lo largo del tiempo.

Este estudio meticuloso reveló la existencia de cuatro “fenotipos de sueño”, clasificados según varios criterios:

  • La regularidad del sueño (si se mantenía constante entre semana y fin de semana)
  • La facilidad para conciliar el sueño y permanecer dormido durante toda la noche
  • El nivel de cansancio diurno
  • La frecuencia de siestas
  • El tiempo que se tarda en dormirse (más de 30 minutos)
  • La duración del sueño (menos de 7 horas por noche).

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Los fenotipos identificados fueron:

  • Buenos dormidores: aquellos que generalmente dormían las horas necesarias, mostrando una buena calidad de sueño.
  • Dormidores insomnes: personas que luchaban por dormir la cantidad suficiente, experimentando fatiga durante el día y dificultades para iniciar el sueño.
  • Dormidores de fin de semana: mayoritariamente jóvenes, tendían a dormir menos durante la semana y compensar durmiendo más el fin de semana.
  • Siesteros: generalmente de mayor edad, disfrutaban de una buena calidad de sueño nocturno y tenían el hábito de hacer siestas frecuentes.

Existen cuatro fenotipos de sueño: buenos dormidores, dormidores insomnes, dormidores de fin de semana y siesteros. (Fuente: Unsplash)

Una de las preguntas clave que los investigadores buscaron responder fue si estos fenotipos de sueño se mantenían estables a lo largo del tiempo. Los resultados indicaron que un notable 77% de los participantes conservó su patrón de sueño durante el periodo de diez años.

No obstante, esta estabilidad varió entre los fenotipos: los siesteros y los insomnes demostraron ser los más constantes en sus patrones de sueño.

Por otro lado, una proporción significativa de los dormidores de fin de semana (73%) experimentó cambios hacia otros fenotipos, principalmente hacia siesteros o insomnes, sugiriendo una evolución en sus patrones de sueño a medida que envejecían.

La relación entre los fenotipos de sueño y el riesgo de enfermedades crónicas

El estudio realizado sobre las formas de dormir reveló además conexiones significativas entre los fenotipos de sueño identificados y el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.

Ser dormidor insomne incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión. (Fuente: Unsplash)

Los hallazgos indican que la calidad y patrones de sueño influyen en nuestro bienestar general, y además tienen un impacto directo en nuestra salud a largo plazo.

Impacto de salud en dormidores insomnes:

  • Para aquellos clasificados como dormidores insomnes, ya sea en uno o ambos períodos de la encuesta realizada con diez años de diferencia, los riesgos asociados con enfermedades crónicas mostraron un incremento notable.

  • Ser catalogado como insomne en algún momento se correlacionó con un aumento del 28 al 81% en el riesgo de padecer enfermedades crónicas.

  • Los que se identificaron como insomnes en ambos momentos enfrentaron un riesgo aún mayor, entre un 71 y un 188%, de sufrir condiciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes, depresión o fragilidad.

Riesgos de salud para los dormidores siesteros:

  • Los siesteros también mostraron una mayor predisposición a desarrollar diabetes, cáncer y fragilidad.

  • Aquellos que cambiaron su fenotipo a siestero o insomne a lo largo de la década estudiada experimentaron un incremento en el riesgo de padecer enfermedades crónicas.

La regularidad del sueño afecta directamente la calidad de vida y la salud. (Fuente: Unsplash)

Un aspecto distintivo de esta investigación es su consideración de las circunstancias socioeconómicas y cómo estas se relacionan con los fenotipos de sueño.

Los resultados sugieren que el nivel educativo tiene una correlación inversa con la probabilidad de ser insomne; es decir, a mayor nivel educativo, menor es la probabilidad de experimentar insomnio.

Este fenómeno puede atribuirse a diversos factores, incluyendo la estabilidad económica y los horarios regulares que a menudo acompañan a los trabajos que requieren mayor formación.

De forma similar, los síntomas de insomnio fueron más prevalentes entre personas desempleadas en comparación con aquellas que tenían empleo.

El estudio se basa en opiniones subjetivas sobre la calidad del sueño, y aunque identifica asociaciones, no puede establecer causas definitivas de las enfermedades a largo plazo. Destaca la necesidad de programas de prevención adaptados a las diversas formas de dormir, reconociendo el sueño como un proceso esencial que debe ser protegido y cuidado.

Fuente: El Cronista

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