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Del asesinato de Bordaberry a la Banelco, de la 125 al dietazo: el Senado, 100 años de escándalos

El Senado argentino que, como en todas las democracias occidentales, remonta su origen a las antiguas prácticas de la Roma imperial, parece haber heredado también un destino marcado por la polémica y la intriga. Desde aquellos lejanos días del asesinato de César en los “idus de marzo”, hasta los recientes acontecimientos que, con el dietazo que se registró la semana pasada, sacuden el presente, en la historia de la también llamada Cámara alta vernácula el pasado se entrelaza con el presente y la historia universal con la doméstica, en una narrativa que parece repetirse, plena de escándalos, cíclicamente.

El 15 de marzo del año 44 a.C., en el Senado romano, el emperador Julio César encontró su fin a manos de un grupo de conspiradores que se oponían a sus ansias de poder absoluto. Este acto, que resonó en los anales de la historia como un símbolo brutal de la lucha por la libertad frente a la tiranía, encuentra un eco, aunque quiza degradado, en eventos más contemporáneos, como cuando el 23 de julio de 1935 el senador argentino Enzo Bordaberry fue brutalmente asesinado en pleno recinto del Senado, en un episodio que dejó al descubierto las sombras de la corrupción y la violencia que acechaban en las entrañas del poder.

El caso Bordaberry representa uno de los episodios más sombríos en el historial del Senado argentino. Bordaberry mantenía estrechos vínculos con Lisandro De La Torre, quien denunciaba actos de corrupción perpetrados por ministros presentes en el recinto. Un ex comisario, actuando como guardaespaldas de uno de los ministros, disparó contra el legislador, quien horas después falleció en un sanatorio de Buenos Aires.

¿Qué sucedió ese día en el Congreso Nacional? 

Los ministros de Agricultura, Luis Duhau, y de Hacienda, Federico Pinedo, se vieron obligados a comparecer ante las acusaciones de De la Torre. En medio de una tensa discusión, De la Torre se levantó de su escaño y, visiblemente enojado, se aproximó a los ministros. El titular de Agricultura, empujó y derribó al senador de 66 años. En medio del caos, con gritos y legisladores corriendo hacia el lugar, Bordabehere se acercó a su colega para prestarle auxilio, pero detrás de él apareció el excomisario Ramón Valdés Cora, calificado por algunos medios de la época como un “matón a sueldo”, quien actuaba como guardaespaldas del ministro de Agricultura. Valdés Cora extrajo su arma y disparó tres veces contra Bordabehere. 

El senador recibió ayuda de varios compañeros y fue llevado a una sala aparte, para luego ser trasladado al Hospital Ramos Mejía. Allí, a las 17:10, a sus 43 años, murió mientras recibía atención médica.

El Senado, institución clave

El Senado, sin embargo, representa la custodia de la Constitución Nacional.

Un hecho interesante, generalmente desconocido, es la ubicación del manuscrito original de la Constitución sancionada en 1853. Como lo recuerdan Norberto Galasso y Mara Espasante en “Historia política del Senado de la Nación Argentina”, este valioso documento se halla bajo la responsabilidad del Senado de la Nación, y la persona a cargo de la Secretaría Parlamentaria de esta Cámara es considerada su “guardiana”. 

Como parte de la tradición, cada 1.° de marzo, cuando el presidente o presidenta de la República Argentina llega al Congreso para inaugurar el período de sesiones ordinarias, asciende las escalinatas del Palacio Legislativo e ingresa a un salón conocido como Salón Azul para firmar el Libro de Actas, donde queda registrado el acto inaugural. En este salón se exhibe la primera Constitución, un símbolo del sistema democrático y del compromiso de los representantes del pueblo con su defensa.

¿Sensatez?

La palabra e institución “senado” tiene sus raíces en la antigua Roma. Su etimología, derivada del latín “senatus”, alude a la asamblea de patricios que formaba el Consejo Supremo de esa ciudad que eventualmente se convertiría en imperial. Sus integrantes, los “senex” (de senil, anciano), eran vistos como símbolos de sabiduría, lo que implicaba ser considerados ciudadanos importantes y aptos para la función pública. Además de esto, su etimología sugiere la idea de sensatez. Este Senado, desde sus inicios, guardaba similitudes con la Gerusia espartana (gerón, ontos, anciano) y con el Areópago ateniense.

Los senadores argentinos gozan de inmunidad ante interrogatorios judiciales y desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de poderes. Desde su rol en la iniciativa de reforma constitucional hasta su función en el juicio político a los funcionarios acusados por la Cámara de Diputados, el Senado argentino se erige, al menos formalmente, como un bastión de la democracia representativa.

La 125, la Banelco y el rechazo al DNU: todo pasa en el Senado

Además de los escándalos, el Senado argentino también fue escenario de luchas ideológicas y confrontaciones políticas que marcaron la historia política más reciente del país. Por ejemplo, el rechazo del proyecto de ley de aumento de retenciones al campo en la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, con el recordado “voto no positivo” del vicepresidente Julio Cobos, es un ejemplo claro de cómo el Senado puede convertirse en un campo de batalla donde se dirimen los destinos de toda una nación.

La 125 y el voto “no positivo” de Julio Cobos

En marzo de 2008, durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner, tuvo lugar una nueva modificación en el esquema de retenciones a las exportaciones anunciada por el entonces ministro Martín Lousteau.

Aunque la situación fiscal era robusta y el tipo de cambio había permanecido estable por varios años, el Gobierno diseñó un sistema móvil que en el momento de su anuncio aumentaba la carga tributaria hasta niveles inéditos.

La medida generó una franca oposición del sector, que rápidamente pidió una revisión. Lo que vino después es historia conocida: conflicto con el campo, cortes de ruta y desabastecimiento y voto no positivo de Julio Cobos en el Senado.

La Banelco: escándalo en el Senado

Durante el gobierno de Fernando De la Rúa, el Senado de la Nación fue escenario de uno de los mayores escándalos de corrupción de su historia democrática a raíz de un supueso pago de sobornos a los legisladores que apoyaron la “Ley Banelco” de reforma laboral. Se le llamó “Ley Banelco” en alusión a los cajeros automáticos de esa red, por una frase que se le atribuye al ministro de Trabajo de De la Rúa, Alberto Flamarique, quien dijo que para poder aprobar la ley, para obtener el voto de los senadores, utilizaría “la Banelco”. Esto no sólo dio lugar a la renuncia del vicepresidente de la Nación y presidente de la Cámara Alta, Carlos “Chacho” Alvarez, sino que profundizó la crisis de una administración que, a partir de ahi, no paró de desmoronarse hasta finalmente caer, en medio de un caos, el 20 de diciembre de 2001.

Otro hecho reciente: el Senado rechazó el DNU

Por 42 votos en contra, 25 a favor y cuatro abstenciones, la Cámara de Senadores rechazó el DNU N° 70/2023, que modifica, sustituye o deroga más de 100 leyes o decretos. Fue la primera vez en la historia que el Senado rechazó un decreto de necesidad y urgencia, tal como se le llama desde la Reforma Constitucional de 1994 que le dio a ese tipo de instrumentos la posibilidad de obtener rango de ley, tras ser tratados por el Congreso.

De esta manera, ese instrumento continua igualmente en vigencia, dado que la ley exige que ambas cámaras rechacen la iniciativa del Poder Ejecutivo. Es decir, hasta tanto la Cámara de Diputados se expida al respecto. Si la Cámara baja aprueba el decreto o no lo trata, la normativa también seguirá vigente. El DNU rige desde el 29 de diciembre de 2023, 8 días después de su publicación en el Boletín Oficial.

Escándalo más reciente: el dietazo

En apenas pocos segundos y sin dejar registro en el tablero de votación, la semana pasada los senadores se duplicaron sus dietas, una movida que anticipó en exclusiva El Cronista. La jugada, que involucró al grueso de los bloques de la oposición, se pergeñó en silencio. En la previa al debate convocado para las 11, parte de la oposición había acordado llevar al recinto un importante incremento en sus dietas, que se aprobó al final de la sesión. 

Concretada la jugada, los senadores que viven en el interior pasarán de cobrar 1,7 millones a más de $ 4 millones de bolsillo, junto con un nuevo mecanismo de actualización. La votación -y su habilitación para tratarlo “sobre tablas”- se hizo a mano alzada, por lo que no quedaron registros sobre cómo votaron los senadores. Según cotejó El Cronista, los 7 senadores libertarios no levantaron sus manos al momento de la votación. Algún que otro senador radical y el bloque Frente PRO, además de alguna bancada provincial, siguieron el mismo camino.

Fuente: El Cronista

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